Este es Gengis. Un tipo duro que se mete en todo.
A veces
uno se pregunta qué hay en su mente… La respuesta, por supuesto, es nada de
nada. Como todos los animales, él responde a lo que es natural sin pensar sobre
ello. Su naturaleza sabia le mantiene a salvo del daño… Así es como debe ser.
Está
donde deberíamos estar nosotros. Como Linji afirmó:
“Este es
el reino de la auténtica realidad, donde olvidas lo que hay en tu mente y paras
de buscar. En un campo salvaje, no eligiendo, tomando lo que viene a tu mano,
el significado obvio del Chan es claro en los cientos de briznas de hierba.
De hecho
el bambú verde, un ramo de flores amarillas, vallas, muros, tejas y rocas
ofrecen las enseñanzas de lo inanimado; ríos, pájaros, árboles y bosques exponen
el conflicto, la vacuidad y ausencia del yo.”
Si tu
mente puede rechazar palabras y conceptos y alcanzar las experiencias, entonces
serás como Gengis. El bambú verde, un ramo de flores amarillas, vallas, muros,
tejas y rocas son lo que son, nada más. Todo interactúa y Gengis es simplemente
una parte de esa interacción completa.
¿Por qué
no?
Cuando ve
nuestro bambú verde, reacciona de manera natural a ese bambú como debe un
Sharpei. Un ramo de flores amarillas puede comerlo o ignorarlo. Vallas, muros,
tejas y rocas están ahí para reaccionar a ellas, así que puede saltarlas, morderlas
o jugar de muchas maneras, incluso sencillamente desplazando lo que pueda
moverse a otro lugar.
También nosotros
tenemos esa capacidad de espontaneidad natural, pero este mundo consumista nos
ha forzado a apartarla… No usamos nuestras palabras y conceptos como
herramientas sino como maestros guiados por la Identidad.
La idea
Chan de sentarse al estar sentados… de caminar al estar caminando… Pero nos
sentamos y pensamos, y caminamos y pensamos… ¿Hay algo que hagamos o que
vayamos a hacer que no haya pasado por la inspección del pensamiento?
Hay pocos
que conocen el secreto de la fuerza de la vida en el bambú verde o en las
flores amarillas. Hay pocos que pueden ver una valla y dejarla estar simplemente
ahí.
Es
natural para un niño jugar con barro, sentarse en un charco, lanzar una piedra
o rechazar al adulto que invade su mundo que no puede soportar… Pero tenemos
otras ideas para ese niño… Pinta sus árboles en papel de una manera que no
comprendemos… así que tenemos que cambiar su expresión en lo que nosotros, en
nuestras mentes cerradas, vemos como un árbol.
Nuestros
padres nos lavaron el cerebro, igual que nosotros lavamos el cerebro a nuestros
hijos… Gengis es libre… Rechazamos esa libertad por una moneda de plata… ¿Quién
es Judas?
Gracias,
Gengis.
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