Tras una
larga lucha contra las bacterias invasoras, ya estoy fuera de la cama y
dispuesto a confrontar este mundo manchado y corrupto una vez más.
Una de
las cosas que realmente me desconcierta es por qué hay tan poco interés acerca
de la destrucción de la naturaleza… Encuentro páginas web sobre diferentes
temas con lectores por miles. En cambio yo cuento con una docena y gracias… La
mayoría de lectores son egocéntricos y supongo que eso agrada a más gente
egocéntrica.
Así pues ¿hacia
dónde me dirijo? Voy a hablar simplemente de los “perros del templo”. Se trata
de Nantú, Gloria, Dunkel (que no va a durar mucho), Lucky Blue, Gengis, Coco y
Chocolate.
Sin duda
va a ser muy divertido para mí. Para otros no estoy seguro.
Nantú
significa “Barón superior”, nació en Finlandia y ahora tiene 6 años de edad. En
la foto aparece con su hijo mayor Lucky Blue.
La
cuestión es ¿qué podemos aprender de Nantú? Él está siendo exactamente lo que
es, un Sharpei macho Alfa.
Marca las
normas y pone a los otros machos en su sitio (Lucky Blue y Gengis, sus dos
hijos).
Pero
cualquier riña se olvida inmediatamente. Entonces vive su vida exactamente como
un Sharpei, dentro de los límites que nosotros los humanos hemos puesto.
Esa
quizás es la primera lección de nuestros Perros del Templo… Vivir el momento…
pero sin Identidad. No morar en el ayer – ni en el futuro.
¿Cuántos
pueden conseguirlo? Pues eso es Dao y Chan en el Buda Dharma. Tiene la inmensa fortuna
de ser un Perro (al menos un Perro del Templo) pues hace lo que es natural y no
piensa.
Ahora
bien, lo que es una bendición no es que su sistema no actúe correctamente, sino
que no piense involucrando un “yo y mío”.
Así que
por hoy lo dejaré ahí y veré si alguien se interesa por continuar más profundo
con esa idea.
Próximamente
presentaré otras lecciones a aprender de nuestros Perros del Templo.
Per ardua
ad astra. Por el infierno a las estrellas.
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