12 de abril de 2010

ESTAMOS AÚN MÁS ABAJO




Es seguro que ahí afuera, en ese mundo salvaje del ser humano, hay criaturas que están experimentando dolor y muerte que no son parte del ciclo natural de sus vidas. Hay otros cuyas vidas ya no pueden ser naturales porque el ser humano ha eliminado sus medios de supervivencia, destruyendo por su propia comodidad y provecho sus fuentes de alimento, sus cobijos y sus patrones naturales de vida.

Es cierto que los animales se adaptan al cemento y metal que tenemos por artefactos del progreso, pero habría que estar loco para afirmar que la vida tiene que ver con la supervivencia del más fuerte y nosotros somos los más fuertes.

Somos sin duda los de mayor inteligencia cognitiva, pero en la pirámide de la comprensión del Dharma y Dao nuestra fea cara humana está enterrada bajo tierra, en los cimientos de donde se eleva la pirámide del mundo natural. Contémplalo ahora. En realidad, estamos por debajo del nivel de cualquier flor, cualquier brizna de hierba, cualquier planta que consideramos una mala hierba. Estamos a mayor profundidad que las lombrices que desempeñan su papel en este mundo magnífico. Estamos aún más abajo que cualquier microorganismo de la tierra y probablemente estemos inmersos en el mismo petróleo negro y viscoso que extraemos para la “civilización” (con perdón).

Sin duda alargaremos nuestra supervivencia humana dejando este planeta quemado, lleno de los cadáveres de los que hemos destruido. Lo dejaremos de camino a algún otro planeta, mirando hacia atrás con nostalgia humana a los oscuros nubarrones de contaminación que cubren la tierra antes verde.

La supervivencia humana seguirá su marcha hacia delante.

Mientras la mayoría del mundo está de camino a este gran éxito, que recibirá elogios en todos los medios de comunicación, algunas voces gritarán, y los que tienen conciencia cognitiva de lo que estamos haciendo y los que saben lo que acabará pasando protestarán, y la gente hablará de salvar al lince y las ballenas y lucharán contra la crueldad del hombre hacia los animales.

Se fijarán en alguna causa que les conmueva y harán algo que no interfiera demasiado en su trabajo, relaciones o tiempo de ocio. Dirán que detestan cualquier crueldad hacia los perros y gatos, mientras conducen al supermercado para comprar, comprar y comprar. ¿De verdad se preocupan tan poco?

¿Por qué descansan las cosas sobre esta mentalidad superficial, incluso en el caso de la gente sensible?

Es sin duda porque no están unidos ni son uno con toda la vida.

Es un concepto fácil de digerir... Ser uno con el mundo... entonces puedes actuar como individuo para salvar los animales y las plantas.

Incorrecto, otra vez. No eres un individuo y no puedes dirigir tu mente a salvar a cualquier ser humano, animal o planta del dolor, la destrucción o las condiciones que lo debilitan.

Es un gran error dirigir la Compasión o el Afecto Benevolente a un ser humano individual, sea cual sea. El gran maestro del Dharma, Gautama el Buda, declaró en el Sutra del diamante:

“¿Qué piensas, Subhuti? Que nadie diga que el Tathagata (Buda) mantiene la idea: ‘Debo liberar a todos los seres sintientes’. No permitas ese pensamiento, Subhuti. ¿Por qué? Porque en realidad no hay seres vivos que el Tathagata pueda liberar. Si hubiera seres vivos que el Tathagata pudiera liberar, él tomaría parte en la idea del ‘yo’, la personalidad, la entidad y la individualidad separada”.


Date cuenta para empezar de que dijo “todos los seres sintientes”, no “todos los humanos”. Aparte de que no le recomendó a nadie fijarse en los casos individuales de dolor y muerte... eso no quiere decir que uno debería ignorar la necesidad de actos individuales de compasión más profunda que la social, sino que la mente cognitiva debe llegar más a fondo, a un nivel superior a la conciencia propia de la cognición, y ser consciente de la totalidad de la existencia y del dolor y muerte que estamos causando con nuestro camino de destrucción.

Eso por sí solo puede impulsar a un aparente individuo a actuar con mayor comprensión y compromiso con la naturaleza; pero debemos ir aún más allá, y entender que no basta con la conciencia cognitiva. Debemos penetrar en la conciencia natural, que es un principio materno que genera los programas básicos de supervivencia. Usando la conciencia cognitiva humana sólo como herramienta, debemos liberar nuestra conciencia no cognitiva de la verdadera unidad de todos los seres sintientes.

Pero incluso si lo entiendes aquí y ahora, ¿de verdad vas a hacer los sacrificios necesarios para llevarlo a cabo?

Hay dudas al respecto, así que adelante, prepara el equipaje para las generaciones futuras, para que su gran viaje desde la difunta gran Madre Tierra a un nuevo hogar sea confortable y goce
de buenas provisiones... y no olvides los libros que enseñan cómo conservar la mente globalizada.

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