13 de abril de 2010

LA CRIATURA HUMANA PERFECTA






Es triste relatar que probablemente la única criatura humana perfecta está muerta. 

No… no hablo de Buda, ni de Jesús el Nazareno ni de ninguna otra figura santa.

Hablo de la criatura humana normal y corriente que está allí fuera, en
alguna parte, enterrada en una tumba profunda y silenciosa. Finalmente hace lo que se supone que el cuerpo humano debe hacer… pudrir lentamente, para que las criaturas que viven en la tierra puedan aprovechar de su carne. Lentamente todo desaparecerá. Cenizas a
cenizas.


Polvo a polvo.

Ya no está pensando… no tiene confusión, codicia, aversión o ansiedad
por el futuro. De hecho, el pasado, el futuro… ni siquiera el presente… le importa. No hará daño a ninguna otra criatura viva y dejará de hacer daño al planeta.

Mientras vivía, era, sin duda la criatura más imperfecta del mundo.


Estaba ajena a todo lo que vivía, excepto por él mismo. No podía sostener sus tribus, ni siquiera sus tribus de “dos”. Transmitía sus problemas de identidad hasta la séptima generación y se consideraba como un regalo enviado del mundo de los dioses.

Pocas otras criaturas estarían de acuerdo con él si pudieron hablar.

 

Si fueron a dar una opinión las rocas y las montañas, sin duda arrojarían fuego del infierno.

Si hubiera un Dios, ¿las perdonaría o las enviaría al infierno para que pudieran construir allí sus rascacielos, puentes y supermercados y… por supuesto… sus bancos?

La criatura humana nunca se ha enterado de que forma parte de toda la
naturaleza. Si se tiene en cuenta su potencial como criatura humana para aportar felicidad, compasión, y afecto benevolente al mundo (no el revoltijo cognitivo de sentimiento) ha fracasado catastróficamente.


La lombriz ha prosperado mejor en su naturaleza de lombriz y el conejo
en su naturaleza de conejo que el ser humano. Cada animal está operando perfectamente según su propia naturaleza… excepto el humano.

Es verdad que los humanos vuelan como pájaros, nadan como peces y
corren como leopardos, pero su actuación en la vida es mucho inferior a la perfección de una hormiga.

Piensan, pero no con su potencialidad completa, pues su identidad (que
viene del hemisferio izquierdo mal desarrollado) no está conectada a los programas naturales y básicos del hemisferio derecho.

Un día, quizás, se enterará (aunque lo dudo), pero hasta ese día, su
perfección debe esperar el gran momento en que finalmente deja de sufrir y de causar sufrimiento a otros seres sensibles. Entonces, la muerte perderá su punzada.

Concluyo la entrada de hoy con el respeto más grande por todas esas
criaturas humanas que han vivido y muerto con honor y dignidad, unidos con respecto y asombro a todas las criaturas vivientes. Sin embargo, tengo muy poco respecto por el comportamiento manchado y ignorante de la criatura humana que cree en su dominio sobre todas la criaturas de la tierra en vez de utilizar su potencial humana como un sabio de Dao.

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