8 de abril de 2010

¿SUPERVIVENCIA? ! SUPERVIVENCIA¡ Y SUPERVIVENCIA


 
Cuando alguien habla de la supervivencia humana, inmediatamente todos piensan en los problemas del ozono, la deforestación o mil y una otras cosas que son consecuencia de la falta de conciencia con respecto a la naturaleza.

Pero eso no lo es todo, porque hay tres formas de la supervivencia que necesitamos entender. La primera es la supervivencia dirigida por la identidad, el ego, el yo y el superego. La segunda es la supervivencia generada por el superego como consecuencia de los razonamientos de la cognición empujados por las palabras de los científicos y otros que se preocupan por el estado del planeta.

Pero hay un nivel de supervivencia que es más importante que estos dos. Es la supevivencia generada por los programas naturales (el principio femenino) como parte de la fuerza de la vida. La supervivencia básicamente es muy primitiva y las respuestas a cualquier amenaza pueden resultar en acciones dirigidas por el miedo, por el pánico, por la aversión o por una preoccupación natural por el futuro. Esto es muy primitivo, pero el sistema biológico del ser humano, por vía de más de 13.000 años de evolución, ha generado programas mucho más sofisticados.

Esta evolución sofisticada ha generado un equilibrio entre la supervivencia de uno mismo, la supervivencia de la progenie, la supervivencia de la tribu a la que formamos parte, sea grande o pequeña, y la supervivencia del medio ambiente que sustenta a todas las criaturas vivas.

La mayoría de las personas están dominadas por la supervivencia de la identidad del ego. Algunas, no muchas, están dirigidas por una forma de consciencia social, o por las conclusiones de la cognición bien informada. El comportamiento de estas personas con buenas intenciones es muy importante por la preservación del planeta, la preservación de todos los seres que viven, la preservación de cada aparente individuo y de la sociedad en que vivimos.

Pero la tercera forma, que tiene su base en el principio feminino, genera la correcta expresión de estos principios. Esta expresión es completamente natural y no necesita de la intervención de la cognición, sino de su uso como herramienta para refinar la expresión de los programas generados por el principio masculino.

Pero en la realidad, el sueño de la recuperación completa en un camino correcto parece imposible. El ser humano tiene muy poco aprecio por todas las formas de la vida, incluyendo las plantas que comparten este planeta con nosotros. Hemos asumido el dominio completo del planeta sin la más mínima comprensión de la vida natural que hay en nosotros mismos ni en ninguna otra criatura.

El Buda Dharma es muy claro a este respecto. Debemos preservar cuidadosamente cualquier forma de vida, incluidos el animal más insignificante y la planta más humilde. El Libro del Dè de Laozi nos dice que quien está unido con todo lo vivo es una persona del Dao y que no somos una persona del Dao si no estamos integrados con esta virtud. El Libro del Dao va más lejos y nos enseña exactamente qué debemos hacer para estar unido con lo todo.

El Dharma Chan permite, mediante contemplaciones correctas, que entremos en el principio femenino y experimentemos los momentos de la mente que normalmente no son conscientes y que generan una verdadera comprensión de la supervivencia.

Si se quiere salvar el planeta, cada hombre y mujer tiene que liberar su conciencia cognitiva sobre la supervivencia natural. Debemos tirar a la basura el concepto egoísta de la supervivencia y los miedos personales del momento. Necesitamos liberar la conciencia para incluir a todos los niños del mundo y al ámbito que sostiene la vida de todos los seres vivientes.

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