30 de abril de 2010

¿DÓNDE HAN IDO TODOS LAS FLORES?







Caminando por el bosque esta mañana, mucho más despacio de lo normal (parecido a la meditación caminando del Chan), haciendo pausas frecuentes, de repente vi una flor que no había visto desde que vivía en Ibiza. Era pequeña. Casi insignificante en relación con la plétora de flores silvestres en torno a ella. Era una orquídea silvestre.

Mirando en derredor con cuidado, encontré otra y luego otra más. De hecho, había unas diez que crecía en un área de unos cuatro metros cuadrados.

La presencia de orquídeas silvestres en un ecosistema es un buen indicador de salud, ya que son plantas muy evolucionadas. Incluso una alteración pequeña en el hábitat puede tener un enorme impacto sobre ellas.
Mi primera respuesta fue protegerlas, así que marqué el área con piedras, ya que es esencial salvarlas y preservar el hábitat entero.

Nuestras cuatro hectáreas, con su alta biodiversidad y endemismo (presencia de especies que no hay en otros lugares) son nuestra principal prioridad.

También es posible conservarlas ex situ, pero por el momento no tenemos instalaciones.
Sea como fuere, eché un buen vistazo a esta biodiversidad que tenemos y me di cuenta de que contamos con una magnífica selección de lo que se suele llamar “flores silvestres”.

“Qué extraño”, pensé, “que la palabra ‘silvestre’ signifique ‘no entrenado y no cultivado’ así como ‘salvaje’, porque no hay nada salvaje respecto de ninguna flor silvestre excepto su tenacidad en la supervivencia.
Entonces pensé en el ser humano y me di cuenta de que somos instruidos y cultivados, a pesar de lo cual el término ‘salvaje’ realmente se aplica a nosotros como devastadores de la naturaleza.

Estas plantas silvestres en su plenitud no “luchan” por su supervivencia, sino que la “buscan” en la tierra, el agua y el sol. Crecen juntas sin los celos, el odio y la codicia de la mente humana. Qué fantásticas son.

Hace más de setenta años, solía pasear por los bosques de Devon en circunstancias parecidas y me encantaba coger flore silvestres para llevarle a casa a mi madre. Ahora sé que hemos ido demasiado lejos y que poco a poco estamos diezmando las flores silvestres… Los bosques, antaño llenos de animales y flores silvestres, están cayendo bajo el hacha y mi lugar sagrado, Stag Lodge, ha dado paso al cemento y el acero.
¿Dónde han ido todas las flores…? Hace mucho tiempo.

Hoy no cojo flores y aunque las hay disponibles en las floristerías no las compro… Se las cultiva por una suerte de belleza de plástico, pero no consiguen mostrar (aunque la poseen) la “verdadera naturaleza de la fuerza de la vida”.

He pensado sobre estos floristas y me he dado cuenta de que la gente compra esas bonitas flores cultivadas y las ponen en sus bonitas casas cuadradas o las dan como regalos de amor y cariño. Qué extraño que una flor se corte para que su muerte prematura sirva como mensaje de lo que se llama “amor”.

Sin embargo, la gente no da flores de imitación de plástico como regalo, aunque sí las compran para sí mismos porque sirven para decorar y no hay que preocuparse por ellas porque no se mueren… Aun así, prefieren la belleza natural de las flores cultivadas.

¿Por qué? Porque saben que son naturales… Qué extraño que, sabiendo que son naturales, sigan cortando su breve existencia al cortarlas.

Quizá un día, cuando no todas las flores se hayan ido a los cementerios… todas y cada una… el mundo será un lugar mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario